Pésimo
debate, en la que ambos participes se interrumpían y no se dejaban hablar ni
escuchar mutuamente.
Los
moderadores parecían convidados de piedra al no llamar la atención para que se
respetaran en la forma de hablar, y se les pudiera entender de qué estaban
hablando ambos.
Un
debate cara a cara muy desagradable, que ha resultado ser una pérdida de tiempo
tener que mirarlo, y que dice del nivel muy bajo de los que aspiran a ser el
presidente del gobierno de la próxima legislatura.
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