Pedro
Sánchez ha pedido debates todas las semanas con sus rivales políticos. Sabe de
su capacidad y superioridad oratoria, y esto lo tiene muy confiado. Núñez
Feijóo los rechaza, o acepta con condiciones más propias de acobardados. Y a
Santiago Abascal, que representa la tercera fuerza política en España, lo
excluyen totalmente, porque realmente es a él a quien tienen miedo, por ser
coherente y hablar de lo que realmente preocupa a los ciudadanos, y podría
soltar discursos o hacer preguntas que dejarían en situación muy incómoda a sus
rivales políticos.
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