Alberto
Núñez Feijóo quiere ser presidente del gobierno, por ser del partido más
votado, pero se olvida de que los números de las aritméticas parlamentarias no
salen a cuenta.
Pedro
Sánchez necesitará pactar con los separatistas, sean de derechas o de
izquierdas, que les pedirán la independencia de sus territorios, cosa que no
podrá otorgarles si considera que la Constitución es la ley suprema que está
por encima de él mismo y de todos los demás. Además en el Senado hay una amplia
mayoría absoluta del PP, que igual va a impedir que sea realidad operativa
cualquier proceso de independencia de cualquier parte del territorio nacional.
Así que haría bien en dejarse en perder el tiempo en tonterías, e ir al grano
mirando si puede sacar unos presupuestos para el próximo año, y si no es así,
convocar de nuevo elecciones generales que den tiempo a preparar los próximos
presupuestos o bien prorrogar de momento los del presente año, pero yendo de
nuevo a otras elecciones generales que puedan configurar unas nuevas mayorías
mejor estructuradas y sin tantos elementos ileales e inconstitucionales.
Hay partidos minoritarios de derechas que
prefieren más pactar con los demás partidos de izquierdas, con lo cual los
términos “derecha”, “izquierda”, y todas sus demás variantes carecen de sentido
en la política. Ahora se trata de personajes mejores o peores, pero en la
política española solo hay una amplia mayoría de mediocridades, nulidades, y
gente no solo falta de preparación, sino además de comportamientos
irresponsables y propios de sinvergüenzas. Sean de derechas o de izquierdas, los
partidos van por sus propios intereses y por obtener el máximo de dinero
posible a expensas de los demás.
Curiosamente
en VOX, el partido más derrotado y marginado, es el que tiene a los mejores y
más preparados políticos, siendo unos talentos de momento bastante
desperdiciados, pero lo mejor que va a tener la oposición frente a este
gobierno que se prevé de muchos incompetentes, si es que al final no termina
bloqueado.
No
obstante, si al final no se logran aprobar los presupuestos para el próximo
año, la sombra de las elecciones generales está muy cercana, y todo lo demás
habrá sido un teatro de perder el tiempo en ver quién llega a decir o hacer la
tontería más gorda.
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