Se
habla mucho de sequía, de calentamiento climático, y de otras menudencias por
el estilo. Y los ayuntamientos ponen restricciones a los riegos de los parques,
con lo que las hierbas, plantas, y árboles se van secando y muriendo por falta
de agua.
Sin embargo en Gerona, una de las capitales
catalanas, la intersección de los dos ríos más importantes que pasan por la
ciudad: el Oñar y el Ter, tienen el caudal con buen aspecto y con ello ya
hablan por sí solos de que no existe una sequía preocupante, que tampoco se
tiene que confundir con el calor propia y habitual del verano.
Otro
tema es que por imposición de la Agenda 2030 y con ello de la Comisión Europea,
el gobierno español se dedique a dinamitar presas, pantanos, y embases, con lo
que se pierde el agua depositada y almacenada que acaba en los ríos para llegar
finalmente al mar sin ser aprovechada para las necesidades ciudadanas. Detrás
de esto hay política, y de la mala, en la que salen perdiendo los ciudadanos y
el propio medio ambiente, porque sin riego las plantas se mueren y con ello se
caldea más el medio ambiente, aparte que igual provocan pérdidas en la
agricultura, ganadería, industria, y la producción de electricidad.
La propaganda política interesada dice una
cosa, pero la naturaleza hablando por sí sola dice otra cosa.
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