El
Congreso de los diputados se ha convertido en un auténtico esperpento, y
prácticamente un circo patético. Se contrasta el bajo nivel preparatorio de la
nueva presidente, y la poca seria manera de hacer algo tan solemne como los
juramentos para acatar la Constitución ( aparte de sin micrófonos, y muchos de
sus señorías de una manera que no está claro que acaten, juren, prometan, o
sean totalmente fieles al espíritu de la Constitución que se exige al asumir
los cargos de representantes de la soberanía popular.
La
Torre de Babel, de la confusión y la desorientación expresamente consentida,
está servida. Y más con el añadido de los diferentes idiomas consentidos ( el
español, aparte del resto de idiomas vernáculos en distintos territorios de la
nación española). Solo faltaría añadir los idiomas de la inmigración, y con
ello otra muestra más de pérdida de identidad nacional y la reafirmación de que
somos una especie de reino de taifas.
Ahora
el Rey dará audiencias para las consultas, y poder proponer un candidato para
la presidencia del gobierno. Y esto considerando que algunos partidos políticos
no desean verle ni en pintura, con lo cual no acudirán al ser llamados a
consultas ( y estos son los partidos contrarios a la Constitución Española, y
ante todo separatistas).
Barajo
posibles alternativas de gobierno, y el futuro político que nos espera a corto
y medio plazo. El tiempo dirá lo suyo y pondrá las cosas en su sitio. El caso
es que no estamos en la mejor de las situaciones, aunque a grandes males,
grandes remedios. Y a pesar de todo, la Constitución está para algo (
afortunadamente), aunque para algunos es papel mojado y así la consideran.
Y
esto de que tampoco me parece la Constitución ideal, pero fue la que acordaron
en su momento la inmensa mayoría de los grupos políticos representados en las
Cortes, fueran de derechas o de izquierdas, o cualquier otra variedad de signo
político.
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