miércoles, 3 de abril de 2024

RACISMO DE VINICIUS VERSUS INSULTOS DE ÓSCAR PUENTE

 


Hace unos días que el futbolista brasileño de raza negra Vinicius, que está fichado por el Real Madrid cobrando 20 millones de euros anuales, quejarse de que le lanzan insultos que él considera racista.

 Pero claro, la afición va a ver el partido, y las jugadas le pueden agradar o desagradar. Y cuando algo le desagrada o le indigna, es alto totalmente normal que suelten todo tipo de descalificaciones que pueden resultar insultantes. Eres un inútil, vaya mierda, qué vergüenza, pareces una mujer, cabrón sin cerebro, qué devuelvan mi dinero, no tienes sangre, vaya equipo de ovejitas acordadas,….y hay miles de descalificaciones, o insultos. Pero para un negro o para un moro, cualquier descalificación es racista, y se lo toman como falta de respeto. Cualquier cosa que les desagrade lo llaman racismo. Y al final resulta que es verdad: los españoles somos todos racistas.

 Claro, es un negro, es de otro país, es de otra raza, y lo de negro es para distinguirlo y diferenciarlo. Y lo mismo cuando definimos un moro. Y si ese negro o moro no te gusta, lógico que digan puto negro, moro de mierda, negro gilipollas, moro cabrón, o cualquier palabra parecida.

 Pensad que la especie humana es muy defectuosa, hay mucha envidia, que es uno de los defectos más defectuosos del ser humano, independientemente de cualquier raza o nacionalidad a la que se pertenezca. Y en esta envidia, aparte los actos o hechos que a uno le puedan desagradar o indignar, es a lo que lleva a los insultos y a la falta de respeto ( que en España, cualquier insulto o falta de respeto en un negro o moro, lo califican de racismo, que significa creer en la superioridad de determinada raza, etnia, o nacionalidad).

 Cuando vas a la escuela, te faltan al respeto, te insultan, y te humillan, tanto los docentes como los compañeros. Cuando te buscas la vida en el trabajo, ocurre otro tanto de lo mismo entre patronos, compañeros, o clientes. En las relaciones también ocurre, y por esto las historias terminan en divorcios.  Es la realidad, algo que existe, algo inherente a la naturaleza humana. Y esto es algo que no pueden solucionar protocolos de racismo de equipos de fútbol, o leyes de delitos de odio del gobierno, porque solo sirven para empeorar más las cosas.  Porque no solo se trata de insultos o descalificaciones con palabras, sino también con los hechos. Una mala mirada, una falta de saludo o un saludo no correspondido, una actitud indiferente o de ignorar cuando se espera algo, etc…, también son formas silenciosas que se pueden entender como falta de respeto o de acoso.

 Las faltas de respeto o provocaciones se pueden dar de palabra o de acciones, pero lo extremado es llegar a una agresión más o menos violenta. Esta violencia verbal o estas actitudes desagradables e irrespetuosas forman parte de la vida misma que definen a las personas, y como es así no deberíamos de hacer caso ni dejar que nos influyen. Lo importante es no llegar a tener que soportar una agresión física ( que esto si sería denunciable y debe de castigarse).

 Una vez observé que mi jefe estaba sufriendo las quejas y descalificaciones de un cliente, que incluso lo llegaba a insultar. Y en otro momento más tarde le pregunté que cómo se había dejado tratar así, y me respondió con el episodio de esta parábola de Jesús de poner una mejilla y la otra para que te den las bofetadas, pero que lo importante era cobrar. Me pretendió enseñar que lo más importante en el mundo laboral es poder cobrar a fin de mes, y que estas tonterías tan desagradables existen, pero lo importante es no perder el cliente que es el que proporciona el dinero que necesitas para vivir.

 También otra vez tuve un jefe que siempre nos tenía acojonados con tantos insultos y descalificaciones gratuitas que lo tenía que soportar a diario, y de lo cual una vez en una discusión le dije abiertamente que era un mal educado y que me tenía harto hasta los huevos de tanto insulto y descalificación, y él me respondió que él era una persona muy nerviosa, pero que todos estos insultos me venían incluidos en el sueldo ( que por cierto tampoco me pagaban mal).

 Y ya una vez hablando con unos amigos habíamos abordado el tema del mundo del trabajo y lo de buscarse la vida todos los días. Y todos estábamos de acuerdo con lo siguiente:  lo peor del trabajo no es el trabajo más duro o pesado, soportar extremado calor o frío, hacer lo más complicado, sino que lo peor y más cansado de todo era soportar a la persona desagradable que tenías al lado y ante el cual eras impotente. Pero que se tenía que aguantar para conservar el trabajo y poder cobrar a fin de mes.

 Pero la parte positiva de los insultos es que te permiten conocer el concepto que los demás tienen de ti, y esto te ayuda a ponerlos en su sitio: a evitar las personas tóxicas, a no favorecerles, a mantenerte indiferente e insensible, a conocer con qué personas no puedes contar, a que se definan por sí mismas como son y con esto te facilitan poder juzgarles, etc… Que bastantes hipocresías y personas falsas también existen, y más de las que pensamos, pero los que no saben ocultar tanto sus envidias, pues te lo ponen más fácil descubrirse.  Ya decían los antiguos romanos que “el hombre es un lobo para el hombre”, los cuales en estado salvaje se dejarían llevar por sus egoísmos que habría violencia destructora de unos contra otros, si no hubiera un mínimo de orden civilizado. Y es que el ser humano es el más desconfiado y destructivo de los seres vivos.

 Y curiosamente ayer salió la noticia de que el ministro de Transportes ha dedicado más de 62.000 euros para que empleados de su ministerio le hagan un listado de los insultos y los periodistas que lo hacen contra él. Ya ha denunciado a algunos periodistas que están sufriendo esta caza de brujas, cuando los insultos, descalificaciones y críticas a todo miembro del gobierno van incluidos en su sueldo.


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