viernes, 2 de agosto de 2024

FRANCISCO FRANCO, EL MONJE CARTUJO QUE NUNCA LO FUE

 


En el último año de su vida, el Caudillo de España Francisco Franco, confesó a su médico de confianza Don Vicente Pozuelo Escudero, que hacia unos 10 años, en 1965 que tenía la ilusión de retirarse a una Cartuja para olvidarse de todo o de casi todo, poniéndose a las órdenes de un superior para que le concediera un trozo de tierra para cultivar, y una habitación con una biblioteca para leer y una mesita para escribir, donde permanecer tranquilo en soledad, y llevar una vida de oración. Fue una ilusión que nunca llegaría a cumplirse, porque tratando de cumplir con su deber, como el propio Caudillo manifestó varias veces: “mi pulso no temblará”. Primero se debía a España, llevándola por la senda del orden y de la prosperidad.

 

También le confesó a su médico la decepción de los maestros, a quienes hubiera querido convertir en los aristócratas del funcionariado que procurasen por la mejor educación para los españoles del futuro, pero «me ha ganado la burocracia. Es lo mismo que ocurre en la actualidad: los docentes son más funcionarios predispuestos siempre a cobrar su nómina mensual, que no estar por dar la mejor educación a los ciudadanos que están en fase de formarse.

 

Esto es un importante hito que muy poca gente conoce, y que en su momento solo lo sabían su médico de confianza, el doctor Pozuelo, y su esposa Doña Carmen Polo.






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