Recientemente he visto la película “La Misión”, que en
su momento ya la vi hace unos 40 años, y que cuando se estrenó fueron a verla
los entonces reyes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía. Esa película
"La Misión", dirigida por Roland Joffé y protagonizada por Jeremy
Irons, Robert De Niro, y Liam Neeson, es una obra maestra que nos sumerge en la
cruda realidad de la colonización europea en América del Sur durante el siglo
XVIII. A través de la historia de la misión jesuita de San Carlos, la película
nos presenta un conflicto entre la fe, el poder político y la explotación
humana.
La película es muy buena visualmente donde aparecen
las Cataratas de Iguazú, la exuberante selva, y un pintoresco poblado colonial
de la época, pues nos sitúa aproximadamente alrededor del año 1750, en pleno
siglo XVIII . Y trata de un jesuita, el Padre Gabriel, que sube arriba las
cataratas de Iguazú, selva adentro para fundar la Misión de San Carlos y poder
civilizar a los indios guaraníes donde podrán ser tratados con respeto,
aprender oficios para sobrevivir, y ser evangelizados aprendiendo la religión
católica, estar bajo amparo de la corona española y no temer ser perseguidos.
Una disputa territorial entre el Imperio Español y el
Imperio Portugués, lleva a un acuerdo del Tratado de Madrid, en que buena parte
del actual Uruguay bajo la corona portuguesa pasa a manos de la corona
española, a cambio de algunos territorios españoles situados en la zona de las
cataratas de Iguazú pasan a manos de los portugueses.
En el imperio español la esclavitud no era legal, y
los indios eran considerados como otros súbditos más de la corona, mientras que
en el imperio portugués si era legal y podrían esclavizar a los indios de su territorio
para las necesidades de activación económica.
Los jesuitas se niegan a entregar a Portugal la Misión
de San Carlos, para evitar que los portugueses acaben esclavizando a los indios
guaraníes que conviven con los religiosos en la plantación y pueden obtener
evangelización, educación, conocimiento de oficios, cultivo del campo y crianza
de ganado, vivir en condiciones más seguras que en la selva, etc…
El Papa manda un emisario en la persona del cardenal
Altamiro para mediar en el conflicto, pero al final se imponen los intereses
políticos del ya firmado Tratado de Madrid, con lo cual al final el ejército
colonial portugués se apodera de la Misión de San Carlos, quemando la iglesia,
talleres y viviendas, y matando a indios guaraníes y los jesuitas que se
resistieron.
En algún momento de la película se enuncia algo sobre
el amor católico, que me recuerda aquella famosa frase de San Pablo en su
epístola a los corintios, que es la siguiente:
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es
envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es
egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta. El amor nunca falla.”
En esto se basaba el funcionamiento, la convivencia, y
la prosperidad de la Misión de San Carlos dirigida por los jesuitas, que es un
reflejo de la obra de los jesuitas por todo el resto del Imperio Español.
Al parecer, los pueblos en estado salvaje, con la
acción educadora y evangelizadora de la Iglesia, aprenden a prosperar y a ser
civilizados. Y es que en el Imperio
Español de América, la Iglesia Católica y sus distintas órdenes religiosas,
entre ellas la Compañía de Jesús, jugaron un papel muy importante en la obra
civilizadora. Y en esto se refleja esta película que ya lleva unos 40 años, y
se puede clasificar de estas películas de culto.
Os dejo con los enlaces de la película:
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