Imagina una película generada por Inteligencia Artificial en la que yo mismo
me interpreto como un general de la Wehrmacht. La historia comienza en la
Cancillería del Reich en Berlín, donde recibo directamente del Führer la orden
de organizar mi ejército y capturar Stalingrado, esa ciudad estratégica que
simboliza el corazón del enemigo soviético.
La batalla entre los soviéticos y los nazis es feroz y sangrienta, un torbellino de fuego, nieve y desesperación en las ruinas de la ciudad. Cada avance alemán se topa con una resistencia inquebrantable, convirtiendo el asedio en una pesadilla de trincheras y combates cuerpo a cuerpo.
Sin embargo, los soviéticos terminan imponiéndose con astucia y tenacidad. Me capturan a mí, el general, junto con los restos de mi ejército diezmado. Como prisionero, paso años en un gulag
soviético, soportando el frío implacable, el hambre y la humillación, mientras reflexiono sobre las decisiones que nos llevaron al desastre.
Más tarde, afronto un juicio implacable que me condena a una larga pena en prisión, donde el tiempo erosiona mi salud y mi espíritu. Ya envejecido y liberado, regreso a una Alemania dividida, solo para morir en soledad, atormentado por los recuerdos dolorosos de una guerra perdida y las vidas que se extinguieron bajo mi mando.
Aunque la Inteligencia Artificial aún no ha alcanzado la madurez para crear películas de calidad cinematográfica impecable, esto representa un emocionante punto de partida. Es solo el comienzo de una era revolucionaria.
Preveo un futuro cercano en el que cualquiera podrá producir su propia película personalizada, seleccionando protagonistas, escenarios y tramas a su gusto, democratizando el arte del cine como nunca antes.
 
 
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