Con
cada nueva prohibición, otra pérdida de libertades más. Y ahora llega la
prohibición de los móviles en las escuelas, cosa que a mi modo de entender
deberíamos de permitir.
Los
móviles pueden ser una herramienta muy útil para los chavales, en una escuela
cada vez más politizada, manipulada, y adoctrinadora según conveniencias, desde
la cual poder defenderse y llevar un control de los posibles abusos que por
conveniencias políticas no se ventilan.
Pueden
ser una herramienta para comunicarse con sus familias, para tener algo que le
sirva en situaciones de peligro, grabar en imágenes o en audio los sucesos que
puedan ocurrir, y también como herramienta educativa que sirve para descubrir
más el mundo, tanto por la información que se encuentra por internet, como por
el acceso a todo tipo de contenido digital que pueden ser educativos, como los
libros electrónicos.
En
consecuencia, es un absurdo prohibir los móviles en las escuelas. Y aunque
puedan interrumpir clases, o hacer que los alumnos se desconcentren, lo que
debería de haber son unos maestros que den unas clases que no sean pesadas y
aburridas, sino entretenidas, motivadoras, y agradables, que consigan atraer la
atención de los alumnos para olvidarse por unos instantes de los móviles. Pero
cuando los alumnos empiezan a aburrirse y encontrar desagradables las clases,
es lógico y natural que los móviles les sirvan de entretenimiento, en pasar el
tiempo en unas clases y en unos cursos a los que el gobierno obliga a asistir
por la fuerza, y en muchos casos en contra de la propia voluntad de los alumnos
y sus familias.
Por
eso, lo de prohibir los móviles, aparte de que es como poner puertas al campo,
va a ser también un rotundo fracaso que va a poner más impedimentos a las
utilidades para las que están hechos aprovechando la existencia del internet
como canal de comunicación y aprovechamiento en todas las diferentes facetas.
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