Dentro
de las manifestaciones de la madrileña calle de Ferraz, junto a la sede del
PSOE, en protesta contra Pedro Sánchez, se ha detenido a una mujer de edad que
estaba siendo participe de la manifestación en la original forma de rezar el
Santo Rosario desde las escalinatas de la parroquia de al lado, sin que causara
ninguna violencia ni desorden público.
Por
la televisión se ha visto que la policía la ha esposado y la ha metido dentro
del vehículo policial para ponerla a disposición judicial. Seguramente que el
juez dictaminará su puesta en libertad, porque de momento somos un país donde
la ley reconoce la libertad religiosa.
Lo
que ocurre es que la policía se ha convertido en la guardia pretoriana del
gobierno Sánchez, y obedece consignas políticas, en vez de demostrar estar al
servicio de los ciudadanos y acatar el espíritu de la Constitución.
Se
contrapone con que se toleran, se protege y se fomenta el culto musulmán, pero
se persigue, se ningunea, y se margina el culto católico, cuando el catolicismo
tiene una tradición histórica de varios siglos en España y forma parte de
nuestra cultura y mentalidad.
Es
atronador el silencio de los partidos que se supone que votan los católicos,
como el PP, así como el de la Conferencia Episcopal, obispos, sacerdotes, e
incluso el propio Santo Padre desde la curia vaticana.
Y
es que detrás de todo esto hay propósitos políticos de eliminar la religión
católica, la familia, las tradiciones españolas, y todo lo que representa de
españolidad, a favor de otras religiones y culturas para hacer perder la
identidad y personalidad propia del pueblo español. Con lo que hay que estar
atentos a esta realidad, y no permitir que así pueda llegar a ser.
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