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martes, 23 de enero de 2024
ESPAÑA, PAÍS DE PRIVILEGIADOS FUNCIONARIOS
A instancias de la Unión Europea, el gobierno español ha
tenido que mostrar las cuentas públicas más claras, y han aflorado unos 300.000
funcionarios o más de los que ya había oficialmente.
Claro, el gobierno solo contabilizaba los funcionarios que
había por oposición, pero existen otras personas que también prestan servicios
a diversas entidades públicas como empleados, y desde Bruselas se las ha
contabilizado como funcionarios de más.
En España todos quieren ser funcionarios, y prácticamente
nadie quiere dedicarse al emprendimiento. Y es porque ser funcionario es tener
un empleo vitalicio que percibe su sueldo a costa del resto de los
contribuyentes del sector privado, que está mucho mejor pagado con gran
diferencia, y cuenta con diversidad de privilegios. Mientras que en el sector
público los sueldos rondan lo que el salario mínimo en más de la mitad de los
empleados, y no mucho más en el resto, y se tiene que competir con buenos
servicios, rendimiento, eficacia, amabilidad,….o son despedidos.
Y como los funcionarios no pueden ser despedidos porque la
ley le ampara, entonces se relajan y trabajan de cualquier manera, con muy poca
eficacia, poco rendimiento, y no tienen necesidad de ser amables. Por esto, por
lo general, a los funcionarios se les considera unos privilegiados, y unos
vagos, que tienen que mantener los demás que trabajan de verdad, y que encima
son explotados, y obligados a mantener a los funcionarios con sus aportes e
impuestos. Naturalmente también existen algunos funcionarios responsables,
trabajadores, serviciales, y eficaces, conscientes de que los demás pagan sus
nóminas de servidores públicos,….pero son una minoría y la excepción.
Por sueldos muy altos, exigiendo muy pocas
responsabilidades, y pudiendo ser vagos, miles de personas se presentan en las
oposiciones a funcionario, y muy pocos consiguen los codiciados enchufes. Al
final la inmensa mayoría de los que se buscan la vida, por no conseguir el
enchufe, tienen que conformarse en buscársela en el sector privado.
Por lo menos, por tener el enchufe vitalicio, nunca irán al
paro ( ni pasan por esta preocupación), mientras que los empleados del sector
privado tienen derecho a prestaciones y subsidios de desempleo cuando pierden
el trabajo y han cotizado el mínimo de tiempo requerido.
No obstante, el coste de mantener a tantas personas que
perciben dinero del Estado, y que se financia con el dinero que aportan los
trabajadores del sector privado, se calcula en unas cifras tales, que
aproximadamente cada empleado del sector público ha de generar unos 12.500
euros anuales para mantener a todos los que perciben dinero público de los
impuestos, y cada español debe en concepto de deuda pública unos 40.000 euros (
trabaje o no trabaje, y de cualquier edad). Por ejemplo, en una familia de cuatro
miembros: dos hijos, esposa, y marido, y que solo trabajara el hombre,
significa que el hombre contribuye cada año con 12.500 euros para mantener todo
el sector público, y en concepto de deuda pública debe 160.000 euros ( que es
prácticamente el coste de una vivienda media); y lo digo para tener claras las
cuentas de la cosa pública española.
Este tema va a generar debate y controversia, porque es
insostenible e injusto, y debería de ser cambiando, aboliendo los privilegios,
y que todos tengan que competir en una igualdad de condiciones y con las mismas
reglas en el mismo mercado y en cuanto se refiere a los impuestos al Estado (
que deberían de reducirse cada vez más).
Un país en donde todo el mundo quiere ser funcionario, y
prácticamente nadie emprendedor, es un país camino hacia la pobreza.
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