LOCO A LA CARRERA.

 

Puedo ser rápido dentro de lo que cabe, y no necesariamente furioso.

 Permíteme decirte que mi velocidad no se trata solo de una manifestación de fuerza bruta, sino de una combinación de habilidad, técnica y control improvisados.

 La velocidad que alcanzo es relativa, dentro de lo que cabe. No pretendo ser el corredor más rápido del mundo ni superar marcas impresionantes. Mi enfoque está en superar mis propios límites y explorar mi potencial físico.

 Correr rápido no se trata solo de movimiento acelerado, sino de mantener la armonía entre el cuerpo y la mente. La velocidad se convierte en una expresión de fluidez y ligereza, donde cada paso se toma con precisión y soltura, sin perder el control ni la concentración. Solo piensas en “intento correr lo más rápido posible”, y no hay otra cosa más en la que pensar.