Hay una cosa que me inquieta, y es que el Santo Padre
Francisco I ya lleva 11 años de pontificado, y todavía no nos ha venido a
visitar a España, que históricamente somos el país más católico del mundo. El
anterior Papa Benedicto XVI nos visitó tres veces, y el Papa Juan Pablo II nos
visitó hasta 5 veces, si mal no recuerdo, con lo de “Testigo de Esperanza”, y
el Jubileo, que nos visitó como peregrino, así como en los encuentros de la
juventud. Y por su parte me acuerdo de las visitas de Benedicto XVI a Valencia,
Santiago de Compostela para el “Año Santo Compostelano”, y en Barcelona para
ver cómo quedó la iglesia de la Sagrada Familia después de tu reforma.
Pero el Papa Francisco I nunca ha viajado a España, ni
tampoco a su país, que es Argentina, lo cual lo hace muy raro.
No ha visitado los países más católicos de origen como la
propia España, Francia, Alemania, e incluso Polonia, y en los que se refieren a
cristianos protestantes o ortodoxos, no ha visitado Inglaterra o Rusia. Italia,
claro, es porque le pilla muy de cerca y estaría muy mal no hacer la visita de
vecinos del Vaticano.
Diría que ha sido un Papa muy politizado, que ha descuidado
bastante a su grey católica, dejando de visitar los países históricamente más
católicos, pero sí se ha apresurado a visitar países musulmanes y ajenos a la
religión católica como Israel, Palestina, Marruecos, Egipto, Sudán, Jordania,
Bangladesh, Corea del Sur, Irak, Mongolia, etc…
Parece más preocupado por blanquear el islam, que es una
religión intolerante, o las demás religiones ajenas a la católica o a la
cristianada, como los hindúes, o el resto de religiones asiáticas, pues aunque
en estos países donde hay religiones como la islámica, por ejemplo, y los
cristianos o católicos son muy perseguidos y maltratados, no hace absolutamente
nada cuando sufren asesinatos, por ejemplo. Pero sí parece ponerse más del lado
de las otras religiones.
Ha ido a países como por ejemplo, Dubai, que es musulmán,
para hablar del cambio climático y de la Agenda 2030, pero no es capaz de ir
hacer visitas apostólicas a los países católicos, para dar homilías o misas
para los creyentes.
Tiene fama de ser un Papa muy politizado, comunista, y
acérrimo defensor de la Agenda 2030, que incluso dijo que no vacunarse del
covid era pecado, sin escuchar las opiniones de médicos, biólogos y
científicos, que advertían de dichas vacunas no eran aconsejables y que podían
dejar gravísimas secuelas.
Existe una invasión inmigrante, mayorítamente de otra
religión que no se distingue precisamente por la tolerancia y el amor, y
predica que hay que ser solidarios,
acogerlos, e integrarlos. Pero él no es capaz de abrir las puertas del
Vaticano, y acogerlos allí como refugio, para dar el mismo ejemplo que él
predica.
Además, tal como está en las Sagradas Escrituras, Dios
ordena el respeto a la propiedad privada y a la vida, y este Papa se entiende
más con estadistas comunistas o socialistas que no respetan la propiedad
privada, y que además están más inclinados a consentir el aborto o la
eutanasia. Cuesta mucho entender que los cardenales eligieran como Papa a Jorge
Berglogio, que no lo criticara el entonces papa emérito Benedicto XVI, y lo
mismo estén muy callados los miembros del clero, aunque sí existen algunas
voces críticas.
Y no es de extrañar que con un Papa así, al que nadie le
puede discutir en su condición de representante de Dios en la Tierra, el
catolicismo vaya perdiendo el norte y ya no sea un ejemplo para el mundo, hasta
tal punto que ya prácticamente no existan esos partidos políticos de décadas
atrás que se llamaban “democracia cristiana”.
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