Pedro Sánchez perdió la
votación de su decreto ómnibus, aunque ha dicho que lo quiere volver a mandar
al parlamento, y que sacará votos incluso debajo de las piedras para que se
apruebe.
Ese farragoso, complejo y
nada transparente decreto ómnibus contenía muchas trampas, porque en un solo
paquete legislativo, sometido a una sola votación de sí y no, no solo venían
incluidas las subidas de pensiones, el salario minino, las ayudas a los
damnificados de Valencia y de Las Palmas, y las subvenciones al transportes,
sino también medidas perversas como prorrogar lo de impedir el desalojo de
okupas o inquilinokupas, regalar un palacete del patrimonio nacional al PNV,
autorizar a funcionarios a meterse con particulares y sancionarlos con hasta
600.000 euros de multa si en redes sociales estimaban que había desinformación,
las subvenciones para mantener a MENAS e inmigrantes ilegales así como a
diversidad de chiringuitos y entidades, las subvenciones por compra de coches eléctricos,
etc…. con todo lo que representa de malgastar innecesariamente el dinero
público.
No es de extrañas que meter
tantas medidas en un solo decreto, hubiera partidos políticos que estuvieran en
desacuerdo en varias, y cada una de estas medidas se tendrían que haber votado
por separado, o meter en un paquete las que estuvieran de acuerdo una inmensa
mayoría de grupos parlamentarios. Todo esto dice bastante de la mala manera de
gobernar que tiene Pedro Sánchez.
Pero hay algo de lo que nunca
se habla: que todos estas medidas tienen un gran coste, y que significa muchos
más impuestos a pagar. Impuestos que
salen del trabajo y del patrimonio de la gente, y que significa que una parte
de la población ha de mantener por la fuerza a otra parte de la población, con
todo lo que supone de injusticia, mayor despilfarro, y más pobreza para el que
aporta.
Hablar de impuestos, y en
concreto subidas, es un tema impopular, y por esto se evita hablar de ello.
Todo el mundo desea subvenciones, que les salgan gratis algunos servicios
públicos, o que les suban su pensión o sus salarios, pero olvidan que esto
tiene un coste en impuestos, e incluso en más inflación que no nos beneficia a
nadie.
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