Por
exigencias de ERC para apuntalar su apoyo en el Parlamento, Pedro Sánchez ha
puesto sobre la mesa una condonación de más de 17.000 millones de euros de la
deuda que Cataluña tiene con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Este fondo,
creado por Mariano Rajoy en 2012, era una especie de salvavidas para que las
comunidades autónomas pudieran pedir prestado al Estado cuando los mercados les
daban la espalda, financiando así sus gastos sin desangrarse por los intereses.
Pero
lo que empezó como una ayuda puntual se ha convertido en un chollo para
algunos. Hay comunidades que han abusado del FLA hasta el cuello, endeudándose
de manera escandalosa, mientras otras han sido más prudentes, pidiendo poco o
nada. Ahora, Sánchez ha decidido que esa deuda se puede "condonar"…
pero no nos engañemos: aquí nadie regala nada.
El
gobierno dice que cualquier comunidad autónoma puede acogerse a esta medida,
pero lo que no cuenta es que esa deuda no desaparece como por arte de magia. Al
final, lo que se condona lo acabamos pagando todos los españoles con más
impuestos o recortes en el futuro. ¿Resultado? Los que han gastado a manos
llenas salen ganando, y los que han cuidado sus cuentas se ven obligados a
poner dinero para tapar los agujeros de otros. Es como si en un bar uno pidiera
langosta y champán, otro un menú del día, y al final la cuenta se dividiera a
partes iguales. ¿Justo? Ni de broma.
Esto
no es más que un juego político para que Sánchez se mantenga en el sillón. Está
pagando favores a ERC y a otros que le apoyan en el Congreso, mareando la
perdiz con promesas que suenan bien pero esconden una trampa. Porque, a la
larga, esto significa más impuestos para todos, servicios públicos que seguirán
cojeando y una indignación que no para de crecer. Y lo peor: unas desigualdades
sangrantes entre comunidades, donde los derrochadores salen premiados y los
responsables, castigados.
Y
mientras tanto, ¿alguien habla de lo que de verdad necesitamos? Bajar
impuestos. Sí, reducir la carga brutal que llevamos los contribuyentes, que
estamos hartos de pagar y pagar mientras el dinero se va en rescatar a los que
han vivido por encima de sus posibilidades. Pero claro, eso no da votos ni
titulares jugosos. Prefieren seguir con el paripé de las condonaciones antes
que darnos un respiro de verdad. Esto no es justicia fiscal, es un timo
envuelto en papel de regalo. ¿Hasta cuándo vamos a tragar?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario