Ayer, 6 de abril de 2025, la secretaria
general de Podemos, Ione Belarra, anunció en un acto en Madrid que la
eurodiputada Irene Montero será la cabeza de lista del partido para las próximas
elecciones generales. Este movimiento sugiere que el panorama político español
podría acelerarse hacia unas elecciones anticipadas este mismo año.
Rumores de comicios inminentes han cobrado
fuerza en los últimos días. El ex presidente de Cantabria, Miguel Ángel
Revilla, afirmó recientemente que, tras el escándalo de la denuncia contra el
rey emérito y la falta de Presupuestos Generales del Estado aprobados, las
elecciones podrían convocarse este verano o justo después. A esto se suman
señales inquietantes para el Gobierno de Pedro Sánchez: la impresión de
papeletas electorales ya estaría en marcha, la justicia ha decidido que un
jurado popular juzgará a Begoña Gómez, esposa del presidente, y ahora Podemos
ha designado a su candidata. Todo apunta a que el reloj electoral está en
cuenta atrás.
Las encuestas reflejan un escenario de
cambio. El Partido Popular (PP) y VOX avanzan con fuerza, mientras el PSOE
pierde terreno. La fragmentación de la izquierda radical, con Podemos y Sumar
compitiendo entre sí, agrava esta caída. Si las tendencias se confirman, el
próximo gobierno podría ser una coalición liderada por el PP, que tendría dos
opciones: pactar con VOX o con el PSOE. Aunque el PP actual comparte más
similitudes con el PSOE que con VOX —quien lo critica duramente—, su decisión
dependerá de los números y la presión política. No olvidemos que,
históricamente, PP y PSOE han coincidido en agendas marcadas desde Bruselas.
En este contexto, veo solo dos bloques en
liza: los patriotas, que defienden los intereses de España y los españoles, y
los globalistas, alineados con las élites económicas y la Agenda 2030. Para mí,
los primeros están representados exclusivamente por VOX; los segundos abarcan
al PSOE, PP, los comunistas de Sumar y Podemos, y los separatistas, ya sean de
derechas o izquierdas.
Sin embargo, las perspectivas no son
alentadoras. Las encuestas favorecen a los globalistas, y esto no es
casualidad. Desde el Gobierno y Bruselas opera una maquinaria de propaganda
bien engrasada que manipula la opinión pública con eficacia. Me temo que, de
momento, España seguirá en la misma dirección —o incluso peor—, atrapada en un
sistema que prioriza intereses externos sobre los nacionales.
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