Tremendo
ridículo en el parlamento español, hablando en la diversidad de lenguas, y
usando pingajillos-traductores, que cualquiera fuera el idioma vernáculo en el
que se expresara su señoría, solo te lo traducía al español.
Y
el caso es que en vez de hacer estas patéticas payasadas en el parlamento
español, perdiendo el tiempo en el tema de la diversidad de idiomas, se podrían
dedicar más a debatir las cosas serias, tales como por ejemplo, el elevado
precio del aceite, que eso sí afecta a millones de españoles.
Debatir
y proponer, por ejemplo, mayor producción de aceite de oliva en toda España,
que aportaría mucha riqueza, porque debido a sus numerosas buenas propiedades,
es un producto muy demandado por todo el mundo.
Los parlamentarios españoles, de auténtica
vergüenza, y el Congreso de los diputados, un verdadero y vergonzoso circo
donde las principales funciones son hacer patéticas payasadas que no hacen
ninguna gracia a nadie.
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