El
Consejo General del Poder Judicial, el máximo órgano de gobierno de los jueces,
ha emitido un comunicado de queja y reclamación contra la interferencia del
poder legislativo a través de la creación de unas comisiones de investigación
contra los magistrados que llevaron los procedimientos judiciales contra el llamado
procés separatista catalán, en el que se robaron caudales públicos y se
quebrantó la Constitución al hacer operativa la ruptura de Cataluña con el
resto de España.
Esto,
claro, atenta contra el principio de separación de poderes, de la que se han
quejado otros políticos, el conjunto de los jueces, diversidad de entidades, e
incluso desde el parlamento europeo.
El caso es que las leyes son injustas, en el
gremio de la judicatura hay mucha vagancia, existe la corrupción política y
judicial, y en consecuencia la justicia es muy lenta ( que no es justicia), es
un cachondeo como la definió cierto político andaluz, y además es más patente
que nunca la maldición de la gitana de que “tengas muchos pleitos y los ganes”.
La justicia no es justicia porque las leyes
son malas, y tanto políticos como magistrados son corruptos en buena parte de
ellos, lo cual da lugar a venganzas y buscarse la justicia por uno mismo.
El caso de las mafias como reflejan películas
muy conocidas como “El Padrino”, u otras películas en plan “justiciero”, dan la
idea de este mundo tan injusto en la que la gente tiene que buscarse otras
formas de protección y también de tomarse la justicia por cuenta propia.
Las cosas son imperfectas, pero si hubieran
mejores leyes, así como mejores políticos y magistrados, que fueran honestos,
honrados, y trabajadores, las cosas podrían mejorar y ser mucho más justas.
Pero tenemos lo que tenemos, que no es de lo mejor, lamentablemente.
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