Hoy se ha sabido la noticia de que el PSOE va a querellarse
contra Santiago Abascal por sus declaraciones en una televisión de Argentina en
la que expresaba que "habrá un momento en que el pueblo quiera colgar por
los pies" al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Lo califican de “delito de odio”, pero lo de este supuesto
delito suscita muchas controversias, ya que las calificaciones de
“ultraderecha”, de formar un “cordón sanitario”, o un “muro de contención” para
marginar los que no piensan como él o no están acordes con su política, ¿no se
le tendría acusar también de “delito de odio” a los socialistas?.
El caso es que se tendría que consentir y tolerar toda la
libertad de expresión en la que cada cual pueda decir lo que le dé la gana y lo
que realmente sienta, exponiendo los calificativos que mejor le salgan de las
tripas para dejarse manifestar.
Lo de “delito de odio”
en realidad se trata como de una censura legalizada, para impedir que mucha
gente no pueda expresar lo que siente y lo que piensa. Y que también lleva a
que mucha gente se autocensure, y así no hay manera de saber y conocer las
cosas en toda su totalidad, por los bloqueos a las expresiones, y la punidad de
ciertas palabras o frases, lo cual es un auténtico atentado contra la libertad
de expresión que en principio garantiza el artículo 20 de la Constitución
española.
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