El gobierno y los medios de comunicación dicen que hay más turismo que nunca, y que está muy masificado, proponiendo la prohibición de los alquileres turísticos con la excusa de que resultan molestos para la población.
Pero yo recientemente he estado en La Escala, en la Costa Brava, mi destino favorito y habitual de todos los años, y he notado preocupantes signos del descalabro turístico.
Bares, chiringuitos, tiendas de artesanía y de ropa, restaurantes, hamburgueserías, cervecerías, pizzerías, empresas de ocio, hoteles, apartamentos, etc…. he encontrado cerrado prácticamente la mitad de la actividad económica del pueblo turístico. Es decir, prácticamente la mitad de los establecimientos turísticos cerrados, y con la mitad de los turistas habituales en la temporada alta de agosto ( e incluso puede que mucho menos de la mitad).
Algo está fallando, y tanto los medios de comunicación como el gobierno lo están ocultando. Y es tema de preocupación, porque somos un país que vivimos del turismo, y deberíamos de cuidarlo más.
Las excesivas regulaciones, los asfixiantes impuestos, hacen que las empresas no pueden soportarlo. Aparte lo muy dañoso que fue para las empresas turísticas las restricciones por la pandemia COVID-19, que eran ilegales e inconstitucionales, y que llevaron a la ruina a mucha gente.
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