Carles Puigdemont llegó a Barcelona, habló en una tribuna mitinera, y desapareció. Esto demuestra que no existe la separación de poderes, y que vamos hacia una dictadura, pues los poderes ejecutivos ( gobierno de Sánchez, y gobierno autonómico de la Generalitat) no apresuraron hacer que sus fuerzas policiales detuvieran a Carles Puigdemont cuando lo tenían justo delante de sus propias narices, suponiendo toda una vergonzosa burla contra el poder judicial que tenía dada la orden de capturarlo y detenerlo y contra la propia ciudadanía que ante la ley no pueden escaparse de esta manera tan fácil como lo ha tenido Carles Puidemont.
Desde el Tribunal Supremo, y el Tribunal Superior de Justicia no se han hecho de esperar, y han pedido un informe explicativo a los responsables políticos y policiales sobre el plan de detención, los políticos que lo aprobaron, y los funcionarios que debían de llevarlo a cabo. El juez Pablo Llanera ha dado un plazo de diez días para que le presenten ese informe, tanto por parte del gobierno central como por parte del gobierno autonómico catalán, sean sus responsables políticos y policiales. Será la ocasión de comprobar si el Estado de Derecho en España funciona, o si vamos directamente a una dictadura parecida al caso de Venezuela, donde los ciudadanos no son iguales ante la ley.
Carles Puigdemont ha enviado un tuit en su página a la red social X ( antiguo Twitter), comunicando que ya ha llegado a Waterloo, y necesita tomarse un respiro y descansar, después de esos días tan tensos. Ha críticado las ruedas de prensa que han dado el conseller de Interior Ignaci Elena y el jefe máximo de los mozos de escuadra Eduardo Sallent. Creo que las declaraciones de ambos podrían pasar a formar parte de la información que reclama del juez Pablo Llerena. Para evitar ser rastreado y conocer su ubicación, seguro que ha mandado el tuit desde un programa VPV, que es lo que se recomienda ante la inminente censura hacia las redes sociales por parte de la Unión Europea.
La fuga de Puigdemont no solo ha generado un debate sobre la eficacia de las fuerzas de seguridad y la separación de poderes, sino que también ha puesto de manifiesto las divisiones políticas en España. Mientras algunos ven a Puigdemont como un héroe de la causa independentista, otros lo consideran un fugitivo que debe rendir cuentas ante la justicia.
En cuanto a su futuro, Puigdemont se enfrenta a dos opciones claras:
1.- Entregarse a la justicia española, ser juzgado, cumplir las penas de prisión, y tener la suerte de que algún presidente del gobierno español lo indulte.
2.- No regresar jamás a España, olvidarse del delirio independentista, y llevar una placida vida de retiro viviendo con tranquilidad y en paz, que dadas sus circunstancias sería lo más razonable e inteligente de hacer, porque héroes y martires sufren mucho, como todos se mueren, y luego pasan al olvido completo.
La situación de Puigdemont sigue siendo un tema candente y su desenlace tendrá importantes repercusiones tanto para Cataluña como para el resto de España. La forma en que las autoridades manejen este caso será determinante para el futuro del estado de derecho en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario