La película más larga que he visto ha sido “Lawrence de Arabia”, dirigida por el director David Lean e interpretada por el actor británico Peter O’Toole, que dura casi cuatro horas.
La película hace una exposición de las aventuras y misiones de Thomas Edward Lawrence en Oriente Medio, que con sus conocimientos militares de oficial inglés ayuda a las tribus árabes a independizarse y librarse del opresor yugo del Imperio Otomano, enemigo del Imperio Inglés por su complicidad con Alemania durante la Primera Guerra Militar.
No obstante, pese a la dureza de la travesía del desierto, Lawrence de Arabia acabará por amar dicho desierto porque es un espacio de libertad, paz, tranquilidad y belleza, lejos del bullicio de la decadente y corrupta sociedad occidental de la que procede.
Su ayuda y el genio de su estrategia militar en la guerra contra los otomanos, hace que se gane el aprecio y el respeto de las distintas tribus árabes unidas contra el enemigo común, que lo consideran como uno más de ellos, vistiendo como ellos, viviendo como ellos, y viajando en camello como ellos. Por esto llegó a llamarse “Lawrence de Arabia” pese a sus ojos muy azules, su piel muy blanca, y su nacionalidad inglesa.
En su libro autobiográfico “Los siete pilares de la sabiduría” explica sus vivencias, sin obviar las del desierto y la convivencia con las tribus árabes.
Pero ya finalmente trastornado por la crueldad de la guerra, expresará su deseo de no volver más al desierto de Arabia, regresando a su Inglaterra natal.
Un accidente de moto ( de lo que era muy aficionado a los viajes con moto) por exceso de velocidad, pondría fin a su vida a la temprana edad de 46 años.
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