La diputada y secretaria
general de PODEMOS, que además había sigo ministra de Derechos Sociales y
Agenda 2030 en uno de los gobiernos de Pedro Sánchez, hace pocos días que
propuso la jornada laboral de 30 horas semanales.
Es una medida que puede
parecer maravillosa, por lo que supondría de tener más tiempo libre para
dedicar a la familia o a otros quehaceres personales. Y es medida que sería muy
bien acogida por la casta de los funcionarios públicos o que espera trabajar
menos horas y cobrando lo mismo (a costa de los impuestos que pagan los demás
ciudadanos), a pesar de que por lo general suelen ser bastante improductivos.
En el sector privado esto
supondría tener que ganar menos dinero por menos horas trabajadas, subir los
precios de los productos y servicios, y subir más las cotizaciones e impuestos
para cubrir todos los gastos sociales del Estado que se nutre con los impuestos
y las aportaciones de los trabajadores ( que en este caso trabajarían menos
horas, pagando más impuestos). Y con ello al subir los costes laborales, aparte
del perjudico que provocaría con el tema de la competitividad ( sobretodo la
competencia extranjera de países que tienen menos carga fiscal en impuestos y
aportaciones sociales sobre los trabajadores, y así pueden ofrecer productos y
servicios más baratos y de mejor calidad que acaban teniendo mejor acogida en
los mercados ).
Todo esto en un contexto de
altos niveles de desempleo, muy altos precios e inflación, impuestos
desorbitados, cientos de miles de jóvenes españoles bien formados que se
marchan al extranjero a buscar trabajo, invasión de cientos de miles de
inmigrantes ilegales sin ninguna preparación laboral que van a tener que ser
mantenidos por los gobernantes, y la enorme Deuda Pública que no para de
crecer.
Además existe la realidad de
la robótica y la inteligencia artificial que va a eliminar miles de puestos de
trabajo, por lo que los dueños de las tecnológicas han propuesto lo de la renta
básica universal, que es un dinero que otorgaría el Estado al ciudadano para
compensarle por la falta de trabajo y que dispusiera de dinero para la
supervivencia. Esto plantea dos problemas: el aumento de más impuestos extras
para financiar la renta básica universal, y el desincentivo que supondrá en no
procurarse un puesto de trabajo porque se vive mejor sin obligaciones
laborales. Y si la gente no trabaja ni está motivada para ello porque ya tiene
algún tipo de renta estatal, ¿cómo se va a generar la riqueza con la que pagar
los impuestos que han de financiar todos los gastos sociales?.
Todo esto conlleva unos
problemas de los cuales hay que buscar soluciones, que es cosa que por lo
general no suelen aportar los políticos. Hasta el momento los políticos solo
han demostrado que las posibles soluciones las solventan aumentando aún más los
impuestos ( y creando de nuevos), y dejar que la deuda pública se siga
disparando aún más ( y que es algo de lo que a la larga nadie se escapa de
pagar).
Y es que cuando se marcha por
la senda de cada vez más pobreza, empiezan a aparecer mayores injusticias y
menores derechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario