En el debate entre Donald
Trump y Kamala Harris, el antiguo presidente de Estados Unidos exponía el
gravísimo problema de la inmigración y dio a conocer que los inmigrantes
haitanos se comen a los gatos y a los perros. Esto era información que le
llegaba a Donald Trump por declaraciones por televisión de los afectados, y en
especial los norteamericanos de Springfield, una pequeña ciudad e Ohio de
60.000 habitantes, donde llegaron unos 20.000 inmigrantes de Haiti ( lo cual
representa más de 33% de la población, una cifra considerable de inmigrantes).
Cuando se está en la guerra y
en la miseria, se come cualquier animal vivo, sea gato, perro, pato, rata, o
cualquiera. Y en esto inmigrantes de Haiti, donde prácticamente todos son de
raza negra, y van a un país donde no les darán trabajo, ni alojamiento, y se
encontrarán sin dinero, inevitablemente tienen que comer, e irán por lo fácil:
cazando los gatos o perros que encuentren a su paso. De hecho hay países donde
se comen gatos y perros, sobretodo en países asiáticos. Y se dice que en Haiti
el gato es un manjar típico de la cultura del país. Y además en otros países,
por ejemplo, entre los musulmanes no se puede comer carne de cerdo, y a los
perros se les consideran animales impuros, y por esto nos musulmanes ni comen
jamón, y suelen tener perros como mascotas, aunque sí se comen corderos.
Como se dice por aquí: “son
sus costumbres y hay que respetarlas”, cada inmigrante conlleva su supuesta
cultura, sus costumbres, su religión, su idioma, y con ello también va la
gastronomía, y esto es algo que la gente olvida y los medios de comunicación no
informan bien.
Después de los
comentarios de Trump en el debate sobre inmigrantes haitianos comiendo gatos y
mascotas, un artículo de Haitian Report confirmó que la carne de gato es, de
hecho, un manjar en Haití. Es una vieja tradición arraigada en la historia
cultural del país, no un mito.
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