El gobierno, con la Dirección General de
Tráfico (DGT) como su arma, está listo para clavarnos otro puñal a la libertad.
Su última jugada: instalar cámaras térmicas en calles y carreteras, chivatos
tecnológicos que detectan el calor humano para multarte si te atreves a
conducir solo en tu propio coche. Sí, así de absurdo: si no llevas compañía, te
sangran el bolsillo. Nos lo venden envuelto en el lazo de la Agenda 2030, con
el cuento del cambio climático y "salvar el planeta por tu bien".
Pero no es ecología, es control puro y duro. Quieren vigilarnos, limitar
nuestros movimientos con leyes ridículas y multas que nos arruinan. ¿Qué sigue?.
¿Prohibirnos salir de casa sin permiso?, todo esto nos lleva a un comunismo en
el cual quien discrepe, se le terminará levando a un GULAG para hacerle sufrir
por su rebeldía en defensa de la libertad y destrozarlo.
Y si las cámaras térmicas ya son un
ultraje, el euro digital es el golpe mortal. En octubre de 2025, Christine
Lagarde y el Banco Central Europeo planean imponernos esta moneda digital que
destrozará nuestra privacidad. Cada euro llevará un rastro: dónde lo gastaste,
en qué, con quién. ¿Gasolina?. Lo siento, superaste tu "cuota
ecológica". ¿Carne para la cena, como te recomendó el médico?. Olvídate,
te toca racionarla o comer insectos, aunque sean un veneno para tu cuerpo. Es
una herramienta de dominación total: el gobierno decidirá cómo usas tus
ahorros, cuándo y en qué, y si les conviene —para financiar guerras que
rechazas o caprichos políticos—, te lo quitarán sin pestañear. Ese dinero,
ganado con tu esfuerzo, será suyo, de los dictadores que te lo van a expropiar.
Tu cartera dejará de existir; serás su títere. Ya no vas a poder ganarte tu
propio dinero y así todos nos vamos a ir a la miseria, pero el gobierno te
obligará a trabajar para él como si fueras su esclavo, en un país donde nada es
tuyo, todo es del gobierno, y el propio gobierno es quien decide por ti en lo
que puedes hacer y lo que no.
Estamos entrando en una era oscura, y no
es una fantasía: el plan ya está en marcha. Las cámaras térmicas funcionan en
Francia aunque no se hable mucho de ello; el euro digital tiene fecha, aunque
no se informe bien de los pros y contra a los ciudadanos. Ningún político
fomenta el debate sobre el tema, ni consulta a los ciudadanos para su
aprobación mediante referéndum siendo algo que nos afecta muy directamente. Nos
llevan a un control absoluto, a un sistema donde el ciudadano es un esclavo y el
disidente, un blanco a silenciar sacando leyes que van a impedir las quejas y
oposición. Pero aún podemos frenarlo. ¿Cómo?. Con acción decidida. Contra las
cámaras, protestemos en las calles, inutilicemos su vigilancia tratado de
destrozarlas porque las usan para esclavizarnos y robarnos, recurramos cada
multa hasta colapsar sus despachos. Contra el euro digital, aferrémonos al
efectivo: paguemos todo con billetes, exijamos a bancos y comercios que lo
mantengan vivo. Si nadie usa su moneda digital, las empresas la rechazarán para
no perder clientes, y acabarán por aceptar el efectivo.
De hecho, en Estados Unidos, el presidente
Donald Trump ha prohibido la emisión de moneda digital en su país, porque sabe
que va contra la libertad y la privacidad de los ciudadanos, y para evitar el
abuso y control del gobierno contra los ciudadanos. En Europa vamos camino
hacia ese control que ya aplica la dictadura china, donde el ciudadano no es
libre ni está seguro.
Esto va de dignidad, no solo de coches o
dinero. Si no actuamos ya, nos condenaremos a una dictadura disfrazada de
progreso con el rollo de la Agenda 2030, donde el gobierno manda y nosotros
obedecemos como sombras indefensas. ¡No a las cámaras térmicas!. ¡No al euro
digital!. ¡Sí a la libertad!. El poder está en nuestras manos, pero hay que
despertar y pelear antes de que nos lo arranquen del todo.
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