martes, 18 de marzo de 2025

CON FRANCO SE COMÍAN GATOS Y EL CAUDILLO CONSTRUÍA PANTANOS



Estamos en pleno marzo de 2025, las lluvias abundan y, sin embargo, gran parte de esa agua se pierde, mientras aún resuena el discurso alarmista sobre la sequía que dominó titulares recientes. Tradicionalmente, abril era el mes asociado a las precipitaciones, pero hoy vemos cómo el agua se sigue desperdiciando sin control, aparte que nos anuncian de una pronta vuelta a la sequía. Esta paradoja pone en evidencia una gestión irresponsable por parte del gobierno Sánchez: la destrucción continuada de pantanos y presas por toda España, que no solo retienen agua para tiempos de escasez, sino que también previenen inundaciones y agrava una sequía que es más inducida por políticas gubernamentales que por la naturaleza misma. Las inundaciones de Valencia no hubieran ocurrido si se hubieran construido más presas e infraestructura pública que retuviera el agua de una forma ordenada y segura, aparte de aprovechar el agua y generar electricidad, que buena falta nos hacen.

 

Recientemente, el Gobierno de Pedro Sánchez ha impulsado actos para conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco, incluyendo una polémica iniciativa educativa. Se ha instado a los alumnos de secundaria a entrevistar a sus abuelos mayores de 80 años sobre si, durante el régimen franquista, la hambruna les llevó a consumir alimentos como gatos o ratas, tanto en la Guerra Civil como en la posguerra. Esta actividad, lejos de ser un ejercicio neutral, parece diseñada para moldear una percepción negativa del legado de Franco entre las nuevas generaciones, sugiriendo un adoctrinamiento más que una búsqueda objetiva de la verdad histórica.

 

Sin embargo, la realidad histórica es más compleja. Durante la Segunda República, el oro español fue trasladado al extranjero, dejando al país en una situación económica precaria, cuando en aquellos momentos nuestro país tenía una de las mayores reservas de oro del mundo. En ese contexto, Franco destinó los escasos recursos disponibles a importar alimentos para mitigar el hambre que azotaba a una España devastada por la guerra. En tiempos de conflicto, la producción agrícola se desploma por la falta de mano de obra, y sin dinero ni cosechas, la supervivencia se complica aún más. Si a esto se suma la sequía, el panorama se vuelve extremadamente crítico. Por ello, una de las prioridades del Caudillo fue la construcción de pantanos y embalses a lo largo de la geografía española, una red hidráulica que no solo garantizó agua para el consumo y la agricultura, sino que también proporcionó electricidad para impulsar el desarrollo del país.

 

Hacia los últimos años del franquismo, la situación alimentaria había mejorado notablemente. En aquella época, llenar un carrito de la compra era una realidad accesible para muchos, en contraste con el presente, donde las políticas económicas de Pedro Sánchez —con normativas asfixiantes, impuestos elevados y una gestión hídrica cuestionable— encarecen los alimentos y dificultan la producción. A esto se suma la promoción de dietas alternativas, como el consumo de insectos en lugar de carne, una medida que, además de controvertida, podría acarrear riesgos para la salud pública.

 

Frente a estos relatos sesgados, es fundamental cuestionar las narrativas oficiales y buscar fuentes históricas rigurosas. Recomiendo a los estudiantes de secundaria y a cualquier interesado en el tema que lean Francisco Franco, la biografía escrita por Ricardo de la Cierva, exministro de Cultura durante el gobierno de Adolfo Suárez. Este libro ofrece una perspectiva documentada y alejada de manipulaciones, disponible en el siguiente enlace de mi blog-biblioteca:

 

https://labibliotecavirtualdexaviervalderas.blogspot.com/2025/01/francisco-franco-por-ricardo-de-la_2.html

 

No dejemos que la historia sea reescrita por intereses políticos. La verdad merece ser explorada con profundidad y sin prejuicios.


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