viernes, 7 de febrero de 2025

EL INQUISITORIAL OBSERVATORIO DE DERECHOS DIGITALES DE PEDRO SÁNCHEZ

 


Sánchez ha participado en un foro sobre el Observatorio de los Derechos Digitales, que viene a ser otra especie de chiringuito gubernamental gestionado a través de red.es, regado con mucho dinero público, que no tiene otro objeto que hacer valer la censura del gobierno, la quita de la privacidad eliminando el anonimato, y poner trabas a la libertad de expresión.  Ese foro estuvo convocado por la Fundación Hermes. Agrupa, se supone, a varias empresas y varios organismos públicos.

 

En resumen creo que se trata de una versión maquillada y camuflada de la antigua Inquisición, aplicando la censura interesada, y de castigo importantes sanciones que te dejan en la ruina y es como la forma más efectiva de meter miedo.

 

Claro que parece que Sánchez no se ha enterado que poner límites a internet y a la libertad de expresión, es como poner puertas al campo. Tenemos las VPN, los satélites Starlink, y otras formas de burlar el no acceso a internet, aunque el país quede perjudicado en la aplicación de la censura limitando a empresas, los medios de comunicación, e incluso las plataformas de internet que facilitan las redes sociales.

 

Obvian que el anonimato ( que es seguridad) y la libertad de expresión, que es lo que fomenta el debate público en redes con lo que nos enriquecemos en ideas y nos enteramos de todo. Con el anonimato se puede expresar libremente lo que se desea comunicar, sin miedo a represalias o amenazas que serían reales de no ser anónimo.   

 

Este foro, televisado, era todo un montaje, que se veía que la presentadora recibía las instrucciones mediante unos aparatos colgados, e invitó a hablar al ministro Óscar López, que es de la “Transformación Digital y Función Pública”, el cual expuso que los problemas básicos en el entorno digital son los acosadores, el bulling, los ataques racistas xenófobos o homofobos, los insultos, lo que llaman discursos de odio, los bots programados, las ciber estafas, el robo de identidad para crear cuentas falsas, el acceso de los menores a la pornografía,  etc…

 

Claro que para todas esas cosas cualquiera puede denunciar estafas o acosos, y aparte está la ley de protección de datos. Incluso cualquiera puede eliminar o bloquear a otra persona en redes sociales, o no seguir lo que no guste o no interese.  No es necesario que el gobierno dé lecciones de moral sobre lo que puede o no puede publicarse en medios digitales.

 

Por ejemplo, aquello que llaman “ultraderecha”, o los discursos de odio o racismo, las diferencias políticas o de religión, o la forma de entender la economía o la sociedad, así como todo tipo de filosofías, son cosas que nos marcan la diferencia para debatir y no deberían de estar censuradas o poner restricciones. Es absurdo, por ejemplo, que no se pueda hablar de las costumbres o manera de ser de negros, moros, gitanos, etc… En el Senado Romano la libertad de expresión era sagrada, y a veces en los debates o discusiones, se llegaban a las manos con peleas a puñetazo limpios, pero a nadie se le tapaba la boca con leyes.  Internet y los espacios digitales han de servir para dar voz a todo el mundo, con total libertad de expresión y ningún tipo de censuras ni limitaciones, para que se pueda saber todo, y al que no le guste puede tener la misma libertad de no seguirlo.

 

Para tener el número montado en el foro salieron tres invitados a comentar su propio caso: una chica sobre el acoso en la escuela, una mujer mayor sobre las estafas por internet, y un joven del colectivo gitano quejándose de mensajes de odio o racistas. El tipo de argumentos que hacían falta para justificar la censura interesada que quiere poner Pedro Sánchez para poder manipular todo a su favor.  El acoso se bloquea o se denuncia, las estafas pueden denunciarse, y lo mismo los discursos que se califiquen de odio o racistas no se siguen o se eliminan; pero no es necesario imponer censuras ni sanciones en redes sociales, porque tienen que ser unos espacios en libertad donde no se tenga que tapar lo que se quiera mostrar o cerrar la boca al que quiere hablar de algo.

 

Se le invitó al presidente del gobierno a dar un discurso en el que criticó los acosos, los discursos contrarios, los bots, y que quiere acabar con el anominato y que todo el mundo se identifique para usar internet.  Pero olvida que los bots son cuentas programadas por Inteligencia Artificial, que son muy numerosos y que propagan más de la mitad de los contenidos del espacio digital, y que hay que saber distinguir si detrás hay una persona o un bot. De todos modos los bots pertenecen a quienes lo pagan en la difusión de sus mensajes, que pueden ser terceros países, entidades como partidos políticos o empresas, o los propios particulares interesados.

 

Hablo de que quiere hacer que las plataformas sean las que moderen los contenidos aplicando la censura exigida por el gobierno y que sean las responsables de sus publicaciones, con penas de importantes sanciones, lo cual es bastante negativo. Criticó el uso de los algoritmos por parte de las plataformas de forma sesgada, interesada y manipulada, pero olvida que son empresas privadas y cada una está con sus propios intereses a la hora de tratar las informaciones.

 

Y tampoco se puede olvidar que durante la pandemia COVID se sufrió una brutal censura, y lo mismo con el tema del cambio climático también. Ahora en EE.UU. manda Donald Trump y se podrá saber más la verdad sobre el tema del COVID que tan dañoso resultó, por tener a tanta gente engañada y por impedir a la gente entendida expresar sus opiniones al respecto. La censura no es nada bueno, y otra cosa son los intereses gubernamentales.

 

Y finalmente el presidente hizo mención al Proyecto ALIA, la Inteligencia Artificial del gobierno que viene respaldado por 150 millones de los contribuyentes, del cual no creo que pueda funcionar debidamente frente a los grandes norteamericanos y chinos, y que además muchas aplicaciones que ha sacado el gobierno, como el del radar COVID, o las funciones de genero en el hogar, o de alguna información sobre sanidad, han resultado ser un rotundo fracaso por el despilfarro de dinero público y por estar casi sin usuarios.

 

Y ha acabado remarcando que España es el primer país del mundo en redactar una Carta de Derechos Digitales, que no es otra cosa que una censura inquisitorial. Olvidándose de las terribles multas con las que quieren imponer a empresas de medios de comunicación y a influencers que hagan contenido que no sean del agrado del gobierno, con lo cual ni periodistas, ni disidentes políticos, ni creadores de contenido podrán expresar libremente lo que deseen, y en todo caso van a tener miedo, lo que nos va a llevar a una sociedad distópica confundida, desorientada y fácilmente manipulable por el gobierno.


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