Sánchez ha participado en un
foro sobre el Observatorio de los Derechos Digitales, que viene a ser otra
especie de chiringuito gubernamental gestionado a través de red.es, regado con
mucho dinero público, que no tiene otro objeto que hacer valer la censura del
gobierno, la quita de la privacidad eliminando el anonimato, y poner trabas a
la libertad de expresión. Ese foro
estuvo convocado por la Fundación Hermes. Agrupa, se supone, a varias empresas
y varios organismos públicos.
En resumen creo que se trata
de una versión maquillada y camuflada de la antigua Inquisición, aplicando la
censura interesada, y de castigo importantes sanciones que te dejan en la ruina
y es como la forma más efectiva de meter miedo.
Claro que parece que Sánchez
no se ha enterado que poner límites a internet y a la libertad de expresión, es
como poner puertas al campo. Tenemos las VPN, los satélites Starlink, y otras
formas de burlar el no acceso a internet, aunque el país quede perjudicado en
la aplicación de la censura limitando a empresas, los medios de comunicación, e
incluso las plataformas de internet que facilitan las redes sociales.
Obvian que el anonimato ( que
es seguridad) y la libertad de expresión, que es lo que fomenta el debate
público en redes con lo que nos enriquecemos en ideas y nos enteramos de todo.
Con el anonimato se puede expresar libremente lo que se desea comunicar, sin
miedo a represalias o amenazas que serían reales de no ser anónimo.
Este foro, televisado, era
todo un montaje, que se veía que la presentadora recibía las instrucciones
mediante unos aparatos colgados, e invitó a hablar al ministro Óscar López, que
es de la “Transformación Digital y Función Pública”, el cual expuso que los
problemas básicos en el entorno digital son los acosadores, el bulling, los
ataques racistas xenófobos o homofobos, los insultos, lo que llaman discursos
de odio, los bots programados, las ciber estafas, el robo de identidad para
crear cuentas falsas, el acceso de los menores a la pornografía, etc…
Claro que para todas esas
cosas cualquiera puede denunciar estafas o acosos, y aparte está la ley de
protección de datos. Incluso cualquiera puede eliminar o bloquear a otra
persona en redes sociales, o no seguir lo que no guste o no interese. No es necesario que el gobierno dé lecciones
de moral sobre lo que puede o no puede publicarse en medios digitales.
Por ejemplo, aquello que
llaman “ultraderecha”, o los discursos de odio o racismo, las diferencias
políticas o de religión, o la forma de entender la economía o la sociedad, así
como todo tipo de filosofías, son cosas que nos marcan la diferencia para
debatir y no deberían de estar censuradas o poner restricciones. Es absurdo,
por ejemplo, que no se pueda hablar de las costumbres o manera de ser de
negros, moros, gitanos, etc… En el Senado Romano la libertad de expresión era
sagrada, y a veces en los debates o discusiones, se llegaban a las manos con
peleas a puñetazo limpios, pero a nadie se le tapaba la boca con leyes. Internet y los espacios digitales han de
servir para dar voz a todo el mundo, con total libertad de expresión y ningún
tipo de censuras ni limitaciones, para que se pueda saber todo, y al que no le
guste puede tener la misma libertad de no seguirlo.
Para tener el número montado
en el foro salieron tres invitados a comentar su propio caso: una chica sobre
el acoso en la escuela, una mujer mayor sobre las estafas por internet, y un
joven del colectivo gitano quejándose de mensajes de odio o racistas. El tipo
de argumentos que hacían falta para justificar la censura interesada que quiere
poner Pedro Sánchez para poder manipular todo a su favor. El acoso se bloquea o se denuncia, las
estafas pueden denunciarse, y lo mismo los discursos que se califiquen de odio
o racistas no se siguen o se eliminan; pero no es necesario imponer censuras ni
sanciones en redes sociales, porque tienen que ser unos espacios en libertad
donde no se tenga que tapar lo que se quiera mostrar o cerrar la boca al que
quiere hablar de algo.
Se le invitó al presidente
del gobierno a dar un discurso en el que criticó los acosos, los discursos
contrarios, los bots, y que quiere acabar con el anominato y que todo el mundo
se identifique para usar internet. Pero
olvida que los bots son cuentas programadas por Inteligencia Artificial, que
son muy numerosos y que propagan más de la mitad de los contenidos del espacio
digital, y que hay que saber distinguir si detrás hay una persona o un bot. De
todos modos los bots pertenecen a quienes lo pagan en la difusión de sus
mensajes, que pueden ser terceros países, entidades como partidos políticos o
empresas, o los propios particulares interesados.
Hablo de que quiere hacer que
las plataformas sean las que moderen los contenidos aplicando la censura
exigida por el gobierno y que sean las responsables de sus publicaciones, con
penas de importantes sanciones, lo cual es bastante negativo. Criticó el uso de
los algoritmos por parte de las plataformas de forma sesgada, interesada y manipulada,
pero olvida que son empresas privadas y cada una está con sus propios intereses
a la hora de tratar las informaciones.
Y tampoco se puede olvidar
que durante la pandemia COVID se sufrió una brutal censura, y lo mismo con el
tema del cambio climático también. Ahora en EE.UU. manda Donald Trump y se
podrá saber más la verdad sobre el tema del COVID que tan dañoso resultó, por
tener a tanta gente engañada y por impedir a la gente entendida expresar sus
opiniones al respecto. La censura no es nada bueno, y otra cosa son los
intereses gubernamentales.
Y finalmente el presidente
hizo mención al Proyecto ALIA, la Inteligencia Artificial del gobierno que
viene respaldado por 150 millones de los contribuyentes, del cual no creo que
pueda funcionar debidamente frente a los grandes norteamericanos y chinos, y
que además muchas aplicaciones que ha sacado el gobierno, como el del radar
COVID, o las funciones de genero en el hogar, o de alguna información sobre
sanidad, han resultado ser un rotundo fracaso por el despilfarro de dinero
público y por estar casi sin usuarios.
Y ha acabado remarcando que
España es el primer país del mundo en redactar una Carta de Derechos Digitales,
que no es otra cosa que una censura inquisitorial. Olvidándose de las terribles
multas con las que quieren imponer a empresas de medios de comunicación y a
influencers que hagan contenido que no sean del agrado del gobierno, con lo
cual ni periodistas, ni disidentes políticos, ni creadores de contenido podrán
expresar libremente lo que deseen, y en todo caso van a tener miedo, lo que nos
va a llevar a una sociedad distópica confundida, desorientada y fácilmente
manipulable por el gobierno.
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