El
Escudo Europeo de la Democracia, propuesto por Ursula von der Leyen, presenta
una fachada benevolente, pero bajo su superficie, podría servir para marginar a
aquellos grupos políticos que no alineen con la corriente dominante. Este
"cordón sanitario" no oficial se materializaría a través de la
censura informativa y el acoso político, recordándonos el caso de Rumanía,
donde el Tribunal Constitucional anuló los resultados electorales debido a la
victoria de un candidato contrario a la Agenda 2030, una política que von der
Leyen defiende fervientemente.
La
posibilidad de anular elecciones en Alemania si los resultados fueran adversos
a los intereses de la Comisión Europea ha sido discutida abiertamente por ex
comisarios europeos, especialmente con la creciente popularidad del partido
Alternativa por Alemania (AfD), liderado por Alice Weidel. Este partido, a
menudo etiquetado como "ultraderecha" por sus críticos, representa
una amenaza para los globalistas que apoyan la Agenda 2030, el Pacto Verde, y
políticas migratorias expansivas.
El
panorama político europeo se ha polarizado entre los globalistas, que abrazan
las políticas de la Agenda 2030, y los patriotas soberanistas, que se oponen a
lo que ven como imposiciones pseudo-social-comunistas, formando dos bandos o
dos bloques distintos. Los partidos globalistas, que abarcan desde la izquierda
hasta lo que tradicionalmente se consideraba derecha, encuentran facilidad para
formar coaliciones y apoyarse mutuamente en el Parlamento Europeo, mientras que
los partidos patriotas son aislados y marginados, especialmente por los medios
de comunicación.
El
ejemplo en España es ilustrativo: el PSOE de Pedro Sánchez y el PP de Alberto
Núñez Feijóo, a pesar de sus diferencias superficiales, comparten un respaldo
implícito a políticas globalistas. El PP actual ya no es el partido con las
ideas que defendía Manuel Fraga Iribarne, sino ya practicamente la marca blanca
del PSOE, y Feijóo podría ser peor presidente que Sánchez. Los partidos
comunistas y separatistas, que también apoyan estos marcos, se vuelven
cómplices de este sistema, diferenciándose solo en matices.
Este
"Escudo Europeo de la Democracia" podría, por tanto, ser visto no
como un protector de la democracia, sino como una herramienta para suprimir la
pluralidad democrática, imponiendo censura sobre ideas disidentes y
potencialmente anulando resultados electorales contrarios a la visión de los
líderes globalistas. Tal acción desvirtuaría fundamentalmente el concepto de
democracia, y esto es algo que tenemos que saber porque ya está afectando mucho
a nuestras vidas y continuará siendolo a por peor si no se intenta hacer algo
contra ello.
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