El 9 de marzo de 2025, el río Fluvià, que atraviesa la histórica ciudad medieval de Besalú, ha experimentado una crecida notable bajo su icónico puente. Lluvias intensas y un frío propio de la temporada han vuelto a poner en evidencia la gran mentira de la Agenda 2030 y su relato del “cambio climático”. Lejos de ser una amenaza real, esta narrativa no es más que un cuento diseñado para aterrorizar a la población, justificar impuestos abusivos y someter a la gente a un control cada vez mayor.
La verdad es incómoda para los que empujan esta farsa: las inundaciones y las sequías no son producto de un supuesto “calentamiento global”, sino de una gestión deliberadamente desastrosa. Pantanos destruidos, infraestructuras hídricas abandonadas y la falta de nuevos embalses para contener el agua son la verdadera causa de estos fenómenos. Las autoridades, cómplices de esta estafa globalista, prefieren culpar al clima antes que asumir su negligencia o, peor aún, su intención de provocar caos para avanzar en sus agendas de expolio y dominación.
La naturaleza, sin embargo, no se deja manipular por sus discursos. El tiempo sigue su curso como siempre lo ha hecho: impredecible, con ciclos de lluvias abundantes o escasas, de calor o frío, como ha ocurrido durante siglos. No hay crisis climática, solo una crisis de honestidad. Mientras los defensores de la Agenda 2030 insisten en vendernos su distopía verde, el río Fluvià nos recuerda que la realidad no se doblega ante sus engaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario