Imagina
que un día te despiertas siendo el cerebro detrás de uno de los autos más
icónicos de la historia, el Ford Mustang, y al siguiente te encuentras en la
calle, despedido por la misma empresa que ayudaste a construir. Esa es la
historia de Lee Iacocca , un hombre que convirtió cada fracaso en un trampolín
hacia el éxito. Nacido en 1924 en una familia de inmigrantes italianos, Iacocca
no comenzó a obtener ventajas, pero su determinación lo llevó a escalar hasta
convertirse en vicepresidente de Ford. Allí, en los años 60, lideró la creación
del Mustang , un auto que revolucionó la industria con su diseño agresivo y su
precio accesible. Pero su éxito fue su perdición: Henry Ford II, inseguro por
su popularidad, lo echó de la compañía en 1978. Como él mismo dijo: “A veces,
los buenos hombres deben ser sacrificados” … pero Iacocca no iba a quedarse
llorando.
En
1979, llegó a Chrysler , una empresa al borde del colapso. Con una mezcla de
astucia y coraje, convenció al gobierno de Estados Unidos de garantizar un
préstamo de $1,5 mil millones —una jugada polémica, pero necesaria—. Luego,
apostó por un auto que cambiaría el juego: la minivan Dodge Caravan , diseñada
para familias modernas. Y aquí viene lo épico: en sus comerciales, Iacocca
miraba a la cámara y desafiaba a los espectadores con un “Busque, compare, y si encuentras un auto mejor, cómpralo”
. No era arrogancia, era confianza. Para 1983, Chrysler no solo se recuperó,
sino que se convirtió en un símbolo de resiliencia. Además Iaccoca devolvió rápidamente
hasta el último centavo del préstamo que le había otorgado la administración
para salvar a la Chrysler.
Pero
Iacocca no quedó callado ante los poderosos. Criticó duramente a Ronald Reagan,
a quien acusaba de priorizar discursos bonitos sobre economía por encima de las
necesidades reales de la gente. “Un líder sin seguidores es solo un paseante” ,
decía, destacando que el verdadero poder está en conectarse con las personas,
no en frases vacías, y
no domando decisiones sin antes consultarlo a la Gallup, la prestigiosa empresa
de encuestas. Y aclarando que Ronald Reagan
gobernaba practicamente con la misma despreocupación y alegría que Calvin
Coolidge, el presidente estadounidense de los años veinte del siglo pasado.
Su
autobiografía es una montaña rusa de lecciones: desde cómo transformar la ira
por un despido en motivación, hasta la importancia de escuchar a tu equipo y
mantener la autenticidad. Él mismo admitió que su despido de Ford fue “el mejor
error que le pudo pasar” , porque lo obligó a reinventarse. Y tú, ¿qué harías
si te enfrentas a un fracaso épico? ¿Te quedarías abajo o lo usarías como
combustible?
Si te
inspiran las historias de revancha y liderazgo, este libro es oro. ¡Cuéntame en
los comentarios qué te parece!. Te dejo con el enlace que te va a
llevar a mi blog-biblioteca y desde el cual podrás descargar y leer el libro de
Lee Iacocca: